No creo en el fracaso, creo que todo es para bien, incluso aquello que nos parte el alma, nos hace crecer. La vida es un camino de aprendizajes, a veces se gana y a veces se pierde. ODIO PERDER. Pero me pasa. Y son esas las experiencias que recuerdo marcadas a fuego, los éxitos sólo acrecientan mi ego. Los éxitos, son los que escriben los sermones que doy a mis hijos vírgenes de experiencia, intentado mostrarme grande ante ellos cuando en realidad, soy pequeña.
Pero hay algo que nos impulsa a elevarnos en todo sentido.
Personalmente soy ambiciosa en lo intelectual y en lo espiritual. Aunque amo la vida que se disfruta con un nivel material alto.
Evolucionar, crecer, mejorar, progresar, son los verbos en los que baso mis acciones. No ser más, sino ser mejor.
Creo que es por ello que elijo cambiar de actividad, o mejor dicho, darle un giro a mi actividad a esta altura de mi vida cuando ya llevo (que increíble) medio siglo vivido!
Si tengo miedo? NO. Siento entusiasmo, alegría y adrenalina.
Porque antes de encontrar esta nueva actividad, pensé lo suficiente, probé otras alternativas dentro de lo que sé y puedo llegar a hacer bien, y escuché mi voz interior.
Fue ella la que finalmente inclinó la balanza hacia la actividad inmobiliaria.
Voy a compartir con uds. cada uno de mis pensamientos para que se comprenda el proceso que lleva a un abogado a preferir ser agente inmobiliario en lugar de darle más impulso a su profesión.
Primero: cuidar la salud y evitar el stress. La actividad profesional hoy en día, está contraindicada para una presión arterial a niveles bajos, un ritmo cardíaco parejo y un descanso merecido cada noche.
La justicia de mi pais se encuentra muy cuestionada, y personalmente, no escapo a estos cuestionamientos. No me gusta lo que vivo como ciudadana y ni como abogada . Y por ello me resulta incongruente trabajar motivada y con empeño cuando sé que el resultado no dependerá de la razón que tenga o de lo bien que me desenvuelva en un juicio en relación a mis conocimientos y técnica procesal.
Lastimosamente, el resultado final de un proceso judicial en cualquier fuero, es aleatorio. Es decir, depende el azar. Puede ir bien como puede ir mal, dependiendo de las personas que juzgan que no son obviamente el juez, quien finalmente sólo lleva causas que realmente le interesan y puede materialmente llevar, y firma luego de recibir un comentario enderezado a ubicarlo en una postura, la resolución que un empleado de su juzgado (abogado o no) le haga ver que es la correcta para el caso.
Siempre y cuando el procedimiento sea correcto, el juez no puede saber todo lo que nos pasa a todos.
Eso me parece muy grave pues soy orgullosa, y me desmoraliza trabajar denodadamente para nada. Para que todo lo decida la suerte.
Ese es el primer motvio que me viene alejando del ejercicio de la profesión.
Podría tambien alegar que me ha tocado una experiencia familiar altamente injusta y dolorosa, en la cual no hemos logrado justicia. Es verdad y es un factor determinante en mi vida profesional, pero de todas formas tarde o temprano me hubiera ido alejando del derecho, aunque no se hoy si algún día volveré con toda la energía al ejercicio de la maravillosa profesión del abogado.
Otro motivo importante es que ser agente inmobiliario siempre me ha gustado.
Desde que veia en las peliculas amercianas, la rica agente bajar de su auto caro y mostrar una mansión en Beberly Hills, la cual finalmente vendía sin dificultad. Recuerdo que me decía guau, yo quiero ser eso! quiero mostrar hermosas mansiones a personas muy ricas, que se enamoren de ellas, y venderlas sin dificultad.
De mis sueños de niña a la realidad inmobiliaria argentina de hoy, hay una diferencia abismal, y sin embargo la actividad sigue pareciéndome fascinante.
Estoy muy cerca de lograr concretarla pero antes, debo contarles muchas cosas más que me fueron sucediendo para llegar al fin a este momento.
Pero hay algo que nos impulsa a elevarnos en todo sentido.
Personalmente soy ambiciosa en lo intelectual y en lo espiritual. Aunque amo la vida que se disfruta con un nivel material alto.
Evolucionar, crecer, mejorar, progresar, son los verbos en los que baso mis acciones. No ser más, sino ser mejor.
Creo que es por ello que elijo cambiar de actividad, o mejor dicho, darle un giro a mi actividad a esta altura de mi vida cuando ya llevo (que increíble) medio siglo vivido!
Si tengo miedo? NO. Siento entusiasmo, alegría y adrenalina.
Porque antes de encontrar esta nueva actividad, pensé lo suficiente, probé otras alternativas dentro de lo que sé y puedo llegar a hacer bien, y escuché mi voz interior.
Fue ella la que finalmente inclinó la balanza hacia la actividad inmobiliaria.
Voy a compartir con uds. cada uno de mis pensamientos para que se comprenda el proceso que lleva a un abogado a preferir ser agente inmobiliario en lugar de darle más impulso a su profesión.
Primero: cuidar la salud y evitar el stress. La actividad profesional hoy en día, está contraindicada para una presión arterial a niveles bajos, un ritmo cardíaco parejo y un descanso merecido cada noche.
La justicia de mi pais se encuentra muy cuestionada, y personalmente, no escapo a estos cuestionamientos. No me gusta lo que vivo como ciudadana y ni como abogada . Y por ello me resulta incongruente trabajar motivada y con empeño cuando sé que el resultado no dependerá de la razón que tenga o de lo bien que me desenvuelva en un juicio en relación a mis conocimientos y técnica procesal.
Lastimosamente, el resultado final de un proceso judicial en cualquier fuero, es aleatorio. Es decir, depende el azar. Puede ir bien como puede ir mal, dependiendo de las personas que juzgan que no son obviamente el juez, quien finalmente sólo lleva causas que realmente le interesan y puede materialmente llevar, y firma luego de recibir un comentario enderezado a ubicarlo en una postura, la resolución que un empleado de su juzgado (abogado o no) le haga ver que es la correcta para el caso.
Siempre y cuando el procedimiento sea correcto, el juez no puede saber todo lo que nos pasa a todos.
Eso me parece muy grave pues soy orgullosa, y me desmoraliza trabajar denodadamente para nada. Para que todo lo decida la suerte.
Ese es el primer motvio que me viene alejando del ejercicio de la profesión.
Podría tambien alegar que me ha tocado una experiencia familiar altamente injusta y dolorosa, en la cual no hemos logrado justicia. Es verdad y es un factor determinante en mi vida profesional, pero de todas formas tarde o temprano me hubiera ido alejando del derecho, aunque no se hoy si algún día volveré con toda la energía al ejercicio de la maravillosa profesión del abogado.
Otro motivo importante es que ser agente inmobiliario siempre me ha gustado.
Desde que veia en las peliculas amercianas, la rica agente bajar de su auto caro y mostrar una mansión en Beberly Hills, la cual finalmente vendía sin dificultad. Recuerdo que me decía guau, yo quiero ser eso! quiero mostrar hermosas mansiones a personas muy ricas, que se enamoren de ellas, y venderlas sin dificultad.
De mis sueños de niña a la realidad inmobiliaria argentina de hoy, hay una diferencia abismal, y sin embargo la actividad sigue pareciéndome fascinante.
Estoy muy cerca de lograr concretarla pero antes, debo contarles muchas cosas más que me fueron sucediendo para llegar al fin a este momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario